La red no es perfecta y sus usuarios tampoco, por esa razón cometemos muchos errores frente a la pantalla: fallos tipográficos, faltas de ortografía, problemas con una configuración incorrecta, fallos con las DNS del dominio… a todo esto le llamamos factor error en Internet.
Los más frecuentes son los ortográficos al realizar búsquedas en los motores. Muchos usuarios pulsan la letra “i” en vez de la “o” o la “d” por la “e”. Esto lleva a buscar términos erróneos que nos llevan a lugares equivocados.
Por si fuera poco, Google muestra millones de fallos en “Google my Business”. Es frecuente que los datos de contacto de muchos negocios muestren teléfonos o direcciones erróneas o que muestren datos obsoletos sobre comercios ya cerrados.
Algunos ciberdelincuentes registran deliberadamente nombres de dominio con una falta de ortografía que se asemeja mucho al sitio web legítimo. De esta manera se apropian del tráfico residual de aquellos usuarios que teclean direcciones web con errores ortográficos. En otros casos indexan URL’s con artículos sobre productos. Las prisas de algunos usuarios les lleva a entrar en el lugar equivocado y a tomar decisiones fatales.
¿Y cómo influye esto en tu reputación digital?
De muchas maneras: las faltas de ortografía pueden sumergirte en un quebradero de cabeza, hacer que quedes en evidencia y hasta comprar o vender en lugares equivocados.
Algunos usuarios pueden confundir tu nombre y apellidos con el de otra persona distinta en Google (coincidencias múltiples en los buscadores).
Negocios desprestigiados por mostrar una dirección equivocada en Google ya que conducen al cliente hasta otro lugar en el mapa dando lugar a malas reseñas.